Ejemplos de enfermedades psicosomaticas
Las enfermedades psicosomáticas son trastornos en los que los factores psicológicos, como el estrés, la ansiedad o la depresión, desempeñan un papel importante en la aparición y manifestación de síntomas físicos. Estas enfermedades son el resultado de la interacción compleja entre la mente y el cuerpo, donde los estados emocionales y mentales pueden influir en la salud física de una persona.
Existen numerosos ejemplos de enfermedades psicosomáticas que afectan a diferentes sistemas del cuerpo. Por ejemplo, el síndrome del intestino irritable es una afección en la que los sintomas gastrointestinales, como dolor abdominal, diarrea o estreñimiento, son exacerbados por el estrés y la ansiedad.
También se ha observado que el estrés crónico puede desencadenar o empeorar enfermedades como la dermatitis atópica, el eczema y la psoriasis.
Otro ejemplo es el síndrome de dolor crónico, en el cual el dolor persiste durante un período prolongado sin una causa física evidente. Este tipo de dolor a menudo está relacionado con factores emocionales, como el estrés crónico, la depresión o la ansiedad. Además, las migrañas y las cefaleas tensionales también pueden estar relacionadas con el estrés y las tensiones emocionales.
Sección 1 Ejemplos:
1. Ulcera Gástrica : Una ulcera en el revestimiento del estomago o el intestino delgado, que puede ser causada o empeorada por el estrés emocional.
2. Migrañas: Dolores de cabeza intensos y recurrentes que pueden ser desencadenados por el estrés, la ansiedad o ciertos alimentos.
3. Asma: Una enfermedad respiratoria crónico en la que las vías respiratorias se inflaman y se estrechan, a menudo desencadenada por el estrés o las emociones fuertes.
4. Colitis Nerviosa: También conocida como síndrome del intestino irritable, es un trastorno gastrointestinal en el que los síntomas pueden empeorar debido al estrés o la ansiedad.
5. Dermatitis atópica: Una enfermedad inflamatoria de la piel que puede ser agravada por el estrés emocional y los desencadenantes ambientales.
6. Hipertensión Arterial: Presión arterial alta que puede estar influenciada por factores emocionales como el estrés crónico.
7. Fibromialgia: Un trastorno caracterizado por dolor crónico generalizado, fatiga y sensibilidad en los tejidos blandos, cuyos síntomas pueden empeorar debido al estrés.
8. Síndrome del intestino irritable: Un trastorno gastrointestinal que causa dolor abdominal, cambios en los hábitos intestinales y malestar, y que puede verse afectado por el estrés y las emociones.
9. Trastornos de la piel como eczema o psoriasis: Condiciones de la piel que pueden empeorar debido al estrés y las emociones negativas.
10. Síndrome de fatiga crónica: Un trastorno caracterizado por una fatiga extrema y persistente, que puede estar relacionado con el estrés crónico y las experiencias traumáticas.
Sección 2:
Caso clínico de enfermedad psicosomático:
El caso que se presenta es el de Luis, un varón que tenía 21 años al comienzo del tratamiento. Luis. tenía 15 años cuando al aparecer las primeras lesiones en la piel empezó a ser atendido en el Servicio de Dermatológica del Hospital donde diagnosticaron una dermatitis atópica . En esa oportunidad fue derivado para hacer psicoterapia pero sólo asistió a algunas sesiones. A los 21 años, en un episodio agudo de la dermatitis que ya era crónica, fue derivado nuevamente y comenzó el tratamiento.
Vivía con los padres y una hermana menor. El padre y la madre vivían en la misma casa aunque estuvieran separados. Los recursos económicos eran escasos, el padre hacia changas, la madre vendía cosméticos y la hermana trabajaba . Luis. no estudiaba ni trabajaba. Había llegado a 5° año del colegio secundario pero no recordaba nada de esos años. Pasaba la mayor parte del tiempo acostado porque era la posición en la que menos le dolían las lesiones de la piel. Se lo veía decaído y con dificultades para hablar porque tosía, carraspeaba y las costras y sequedad de la piel del rostro le restaban movilidad pero el discurso era interesante y evidenciaba un pensamiento normal.
Al comenzar el tratamiento y durante 18 meses, se presentó desaliñado, con la ropa avejentada. Las lesiones en la piel cubrían casi todo el cuerpo, eran evidentes a primera vista y emanaban un olor desagradable. El rostro presentaba costras y la piel estaba tan seca que había perdido flexibilidad, lo que casi impedía la gesticulación. Tenia ojeras, no miraba a los ojos al hablar y hacia ruidos desagradables y tosía. El estado de las lesiones le dificultaba la locomoción y toda posición en la que no estuviera extendido. Debido a la picazón, la transpiración y la supuración dormía con interrupciones.
El curso y el contenido del pensamiento eran normales. El discurso era interesante y el vocabulario variado. No recordaba nada de su vida entre los 15 y los 18 años.
Cuando tenía 15 años se separaron los padres. Luis. se sintió abandonado. Las lesiones en la piel comenzaron en esa época.
Durante las primeras entrevistas, al preguntársele “¿qué te gustaría en este momento de tu vida”, respondía: “quiero dormir, quiero caminar, no quiero que me duela”. Más adelante en el análisis Luis. diría, sobre él mismo, “Soy una persona dentro de un cuerpo muerto”.
Sección 3:
video sobre las enfermedades psicosomáticas:
https://youtu.be/rzcT2LX-Fx8?si=5G6FvG6jgU0qwDoi
https://youtu.be/alTcWhR6I_E?si=EoNMSYaB-MHv2yOu
Conclusión:
En conclusión, las enfermedades psicosomáticas representan un vívido ejemplo de cómo la mente y el cuerpo están intrínsecamente conectados. Estas condiciones médicas, como el síndrome del intestino irritable, la dermatitis atópica, la psoriasis, la hipertensión arterial y las úlceras estomacales, nos muestran cómo los factores psicológicos y emocionales pueden desencadenar y agravar síntomas físicos.
La comprensión de estas enfermedades nos invita a reflexionar sobre la importancia de un enfoque integral de la salud, que abarque tanto los aspectos físicos como los emocionales. El estrés, la ansiedad, la depresión y otros estados emocionales pueden tener un impacto significativo en nuestro bienestar general y pueden manifestarse en síntomas físicos perturbadores.
Es fundamental reconocer que las enfermedades psicosomáticas no son imaginarias ni menos importantes que las enfermedades puramente físicas. Estas condiciones pueden ser debilitantes y afectar nuestra calidad de vida de manera significativa. Por lo tanto, es esencial abordar no solo los síntomas físicos, sino también los factores emocionales subyacentes para lograr una recuperación completa.
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